(viene de la mañana oscura)
Después de salir del café con las nuevas instrucciones, más dudas, más dinero, etc, decide dar un vuelta. No lo decide, en realidad, simplemente entra en el tumulto y se deja llevar. Sube hacia Pardo, vuelve a bajar al parque, no conoce nada.
Se ha detenido de golpe frente a la casita. Reconoce absolutamente y sin dudas los paneles con los precios pegados al techo, el olor de la grasa, los gorros de los cocineros.
La casita.
Finamelmente encuentra el edificio de sus pesadillas.
Se para debajo, cuenta los pisos.
Cruza la calle.
En su imaginación, el cuerpo sale impulsado, destruyendo las ventanas del 7mo piso. En su imaginación, una tormenta de polvo y fuego cubre el cielo, todo vuela, hasta ella es empujada unos pasos, hasta chocar contra una pared. Sabiendo, levanta la mirada. vuelve a ver el cuerpesito caer sobre la pista.
Es tan real, verídico, puede sentir el calor, la angustia. Ve sombras que corren entre el humo. Todo, absolutamente todo grita, aulla, las cosas se retuercen a su alrededor, chillan. Huele a quemado. Sube rápidamente por la avenida Larco y cruza el parque Kennedy. Regresa al cuarto de hotel.
Ya de noche, se queda mirando el parque desde la ventana de su cuarto. ha distraido su mente del shock inicial buscando anuncios de departamentos en base a un presupuesto como para que nadie pregunte nada, ni ella misma.
Ella misma:
ya se está queriendo acostumbrar a lo que dicen los papeles. Anita Degress. No suena mal.
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