1. adj. Embustero, falso.
2. adj. Que halaga y atrae con falsas apariencias. Falaz mansedumbre. Falaces obsequios.
Está parada, un poco apoyada en la pared, y a pesar de ser parte de un grupo y hasta participar en la conversación, está aparte. Por ratos, su expresión se enfría y su mirada se pasea sobre el contexto. Una galería de arte, una chingana, un bar, una calle de Berlín y la playa de Huanchaco, parece que bajo su mirada todo es irrelevante. En este momento observa cientos de cuerpos moverse entre las luces de colores. Un escenario que se repite a lo largo del tiempo. Y es que ahora no solo está lejos, si no también decepcionada… … standing up, with a cigarette between her fingers. I’m the middle of the room, full of things, but empty. Y entonces cruje la fantasía, se cae en pedazos la imagen, esta en el mismo sitio, los cuerpos que hace un instante eran cosas, se agitan, son personas que bailan y conversan, se acercan y excitan, toman cerveza, fuman cigarros, se embuten estimulantes, se convierten en repeticiones suyas (diferentes). Están demasiado cerca, son una amenaza. Su instinto la alerta del peligro. Los siente, puede leer los pensamientos. Alarmas suenan por todo su cuerpo.
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Se estremece.
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Le falta el aire.
Ti Ti Ti
Su cuerpo pesa y no puede moverse.
Con un esfuerzo sobre humano estira el brazo debajo del cobertor, se asoma, pierde el impulso al sentir el frío fuera de la coraza.
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Maldito despertador.
Ti Ti Ti
Maldita mañana. ¿Dónde estoy? En mi cuarto. ¿pero, que hago aquí? Da una vuelta sobre la cama.
- Gabriele.
De una punzada reconoce el deseo del silencio. Que no existan las voces. Que no se dirijan a ella.
- Gabriele.
Pero existen. La realidad comienza mordiéndole los dedos de los pies. Volver. Todo se ve borroso.
- Gabriele.
- ¿Qué?
- Tu nombre, Gabriele, ¿está bien escrito, así?
- Ha, si, perdón. Si, con una ele y e, al final.
- Bueno, termina de llenar esto.
- Ya.
- Bueno, ¿ya está? Listo, todo esto se manda a evaluar con tu CV y luego te llamamos. Mucho gusto, y gracias por venir.
Si, claro. Ruido, luces en el cielo. El ruido viene de la radio, las luces, no sé de donde. Desde la ventana del cuarto piso de mi edificio, Lima es un movimiento meloso de luces, bocinas, y sus intersecciones. Me zambullo de nuevo en el departamento, en mi cuarto, en mi cama. Sueño. Viajo en un túnel y de pronto estoy en un lugar. Estoy dentro de una casa, las paredes son de color mostaza, y empiezo a correr. En realidad, he comenzado antes de saberlo, y solo un instante después sabía que no me podía detener, que algo me estaba siguiendo con furia creciente. Subo unas escaleras. Llego a una sala amplia con puertas en todos los lados. Cruzo hacia un corredor que esta frente a mí, y de golpe me quedo sin piso. El centro de la habitación es un hueco. Caigo a una piscina oscura, de agua espesa, viscosa. Lo siento ahí. Eso que me sigue, que me odia, que me quiere destruir, esta ahí conmigo, en el agua. Toco fondo, salto buscando la superficie. Llego al borde y salgo con otro salto, mientras una de mis zapatillas se desprende de mi pie y siento claramente como llega al fondo, sobre el musgo. Se posa suavemente en el suelo de la piscina. Yo estoy empapada y sigo corriendo. Finalmente salgo por unas escaleras luminosas (otro túnel?) y lo primero es el aire fresco. Puedo ver la casa donde estaba atrapada y siento la libertad, y luego el miedo otra vez. Tengo que alejarme, así que sigo corriendo, pero no parece haber un espacio para salir. Un árbol, una pared, rejas, otra vez un árbol, arbustos impenetrables, me doy cuenta que estoy atrapada…
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
Uffff… Puta madre.
Ti Ti Ti
Ti Ti Ti
¡¡Ya!!
Apagó el despertador del celular y canceló todas las próximas alarmas. No había una razón para despertar hoy, o mañana, o nunca. “… nos pondremos en contacto con usted, gracias por venir…” Si, claro. Si, claro, vamos a ver. Cierra la puerta con cuidado, camina hasta el malecón. Persigue su sombra. Una pared forrada de afiches. Fechas, nombres, lugares, formas de estrellas, nombres de artistas, ofertas, colores, siempre abusando de los chillones andinos. Atraen, y Ella, ella, recuerda cuando memorizaba la letra de todas las canciones, sabia todas las fechas de los conciertos, hipnotizada por los diseños…
- Gabriele
Hipnotizada...
- Gabriele…
Otra vez. Otra vez me hablan a mí. Que fastidio. Que inconveniente.
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