…entonces, en medio de la calle, aparece la figura de un hombre. Camina a través de la niebla y la llovizna. Desde la ventana, la chica lo sigue con la mirada. Es extraño ver a alguien afuera con este clima de película de suspenso. ¿Sería un hombre buscando un doctor? ¿Su madre, su esposa, su hijo estarían enfermos? ¿Un borracho buscando un bar? ¿Un asesino huyendo? ¿Sería un hombre? Sin darse cuenta, la chica sujeta fuertemente la cortina, y se escucha el sonido de un gancho al ceder. Hay algo extraño en su forma de caminar. Algo indeciso, algo descontrolado, se está balanceado cada vez mas sobre si mismo, y finalmente, pierde el control y cae pesadamente… en la puerta de la casa.
De un salto se esconde detrás de la cortina. Mira alrededor a ver si nadie lo ha visto. No hay nadie en la calle. Baja corriendo las escaleras y se queda con la mano estirada sobre la manija. ¿Abrir? Está sola, pero aquel hombre también. Y no solo eso, sino que también está inconciente. La curiosidad la aguijonea… ¿Qué circunstancias han llevado al hombre hasta su puerta? ¿Por qué tendría que tenerle miedo?
Para empezar, ¿qué hacia ella observando la neblina a través de la ventana? Ni siquiera sabía cuanto tiempo había permanecido ahí. Le parecía que la calle la llamaba, le pedía que espere. ¿Esperar que? Lo había estado esperando a él. Abrió la puerta.
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